Tarde a principios de verano

En alguna parte
ha de haber una mujer que contemple
la caída del sol allá en lo alto,
como asomada a un balcón sobre el mundo;
el pelo luminoso recogido en la nuca, con descuido,
bajo la enorme luz de junio
que alumbra despacio sus pensamientos.

 

Tarde a finales de primavera

La tarde ha ido pasando y yo me he aquietado hasta pararme. Sentado en las sombras, toda la casa abierta a la brisa de primavera, a las voces de los niños de la calle, los coches, los gritos de los pájaros. Las ramas movedizas son siluetas de tinta contra el cielo pálido de poniente.

Mi corazón se ha encalmado como una vela sin viento. Cae la sombra sobre él también. Ya solo piensa en sí mismo. Es hora de encender una luz antes que sea de noche.

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