Todo está bien así
Por azar, he vuelto a cruzarme con la música de una película que me importó mucho cuando, como suele decirse, era joven e impresionable (sigo siendo impresionable). Me cambió; y sin embargo ahora no puedo detallar cómo. Ya no me acuerdo.
Imagina que te trajeron a vivir a la ciudad cuando eras niño y que un día vuelves a la casa del pueblo, en tu madurez, muertos ya tus abuelos y tus padres. Al final de una cuesta sin asfaltar encuentras el solar de la familia, junto al bulto de una arboleda que quieres reconocer. Pero la casa ya no está en pie; se ha hundido bajo el peso de los años. Algo así siento, a veces, al entrar en mi memoria: aquí está el recuerdo, sí, este es el sitio y estos sus contornos vagos; pero la armazón de aquel tiempo de mi vida ya no existe, aplastada por el amontonamiento de lo que vino después y la distancia.
Tres paredes quedan en pie, abiertas al cielo. Helechos y bardas y unos arbustos prietos de flores amarillas cubren los cascotes sobre los que andas y dan un olor dulce y limpio. Pasas de una a otra estancia, con las manos en los bolsillos. Es un lugar agradable y tranquilo. En mitad de la casa, te sientas sobre un trozo de mampostería a mirar los montes que te rodean, verdes de hierba. Sólo se oye el ruido de los pájaros y una racha de viento. Sin moverte, desde donde estás, se ve algún trozo hermoso de escombro: un balaústre, una geometría de baldosas, un azulejo azul y blanco.
[Une jeune fillette, que es por donde empieza el post:
http://www.youtube.com/watch?v=NJ9xqBsROBQ]