El lago
Justo hace un mes escribí: «Suavemente, las macetas han empezado a amarillear»; pero no lo posteé. Se quedó en una página en blanco, aquí.
Aquellas hojas pasaron del verde pálido al oro y al ocre y al marrón de herrumbre, descaecieron, murieron; se han barrido. Mientras tanto, en mi frase siguen de leve amarillo y verdes, intactas.
Así que he pensado un lago solitario en medio de un bosque, a principios del verano. Cerca de la orilla hay plantados sauces, algunos tilos, grandes castaños de Indias. Empieza a atardecer. El cielo se espeja en el agua del lago, cruzado por nubes y vuelos de pájaros. Una mujer joven de pelo negro está sentada en un pontón, contemplando su imagen en el agua.
Luego, poco a poco, llegan el otoño y el invierno. Pasa el tiempo; las hojas se amustian, las ramas se desnudan, sopla un viento crudo y desaparecen las personas y los pájaros, pero en el reflejo del lago —tal es su virtud innatural— siguen agitándose las arrogantes hojas de junio y cabrillea la luz en el agua con el rubor de aquel minuto exacto de la tarde. Los ojos oscuros de la mujer miran siempre tranquilos, grandes, limpios de cualquier preocupación.
Qué bonito y qué evocador. Me recuerda, no sé por qué, a Juan Rulfo, pero con agua y vegetación. Ese fondo de resignación de los vivos y de vida de los muertos.
Muy bonito, Juan.
Publicado por: Marisa | 22 enero 2014 en 10:31 a.m.
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Bueno, bueno... el comentario iba para los resurrectos... me equivoqué de post.
Publicado por: Marisa | 22 enero 2014 en 01:54 p.m.
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Hola, Marisa. Sí, me daba la impresión de que tu comentario se aplicaba casi mejor al otro post que a este. (Menos mal que no has dicho: "Perdona, me he confundido de blog; el que me gusta es otro ;))
¡Muchas gracias! (lo de la similitud con Rulfo es para estar contento)
Publicado por: Juan Avellana | 22 enero 2014 en 07:30 p.m.
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JA... (bis). ¡Sí, menos mal! Sí, tu creas atmósferas, como Rulfo, aunque un poquito menos trágicas. ¡De nada! Cuando algo gusta, hay que decirlo, para que se anime el artista y siga dándole al boli... o a la tecla. A los dos.
Publicado por: Marisa | 27 enero 2014 en 09:44 a.m.
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