La afasia

En un pueblo rodeado de trigales, un día a principios de marzo comienzan a faltar las palabras. Los que van a hablar se detienen en medio de una frase corriente, tropiezan, tartajean, farfullan, enmudecen. Cuando descubren que lo mismo les ocurre a todos, salen corriendo hacia el silo de las palabras, que está a las afueras, junto al río.

La puerta yace en el suelo, derribada por un golpe desmedido, con los candados aún colgando de la madera astillada. Dentro, por el suelo, quedan esparcidas algunas palabras pequeñas: farrapo, migaja, chirivín; poco más. El silo está vacío.

Así no se puede vivir. Al día siguiente, por señas, deciden formar una cuadrilla y salir a buscar sus palabras. Cada cierto trecho encuentran algunas, tiradas aquí y allá, que han debido de caerse del botín. También se cruzan con árboles tronchados, con rescoldos de fuegos recientes. Se miran. Estaba claro que había sido el dragón.

La vieja bestia codiciosa. Espían el palacio en ruinas que le sirve de guarida hasta convencerse de que no está dentro. Entran de puntillas. Lo que descubren es un tesoro de palabras apiladas y desparramadas por los salones de altos techos. Algunas relumbran como estrellas. Las suyas están junto a la entrada, recién descargadas, amontonadas encima de otras. Las recogen a paletadas, ensacando a espetaperro, temerosos del dragón.

De vuelta en el pueblo, ya a salvo, se celebra en la plaza un concejo abierto que dura dieciséis horas. Todo el mundo pide hablar y se explaya con tiempo, bien a su placer. La conversación prende en corros. Es una logorrea exuberante. Embriagados de oratoria, saborean las nuevas palabras extrañas que se han traído mezcladas con las suyas. Algunas arcaicas, otras enjoyadas, caprichosas, o absurdamente precisas, o rarezas de idiomas remotos, invenciones. En los siglos venideros, la lengua de este pueblo será el asombro de la filología.

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Comentarios

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Es una historia preciosa, he leído un cuento infantil, una epopeya histórica y una novela de ficción.. todo en uno.

¿qué idioma hablaba entonces el dragón?

*

Hola, Beauséant. ¡Buena observación! La lengua del dragón debía de ser maravillosa

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