En mayo
La cereza está en el árbol, la retama en el monte, el azul en el cielo, la amapola al borde del camino.
Yo aquí. Cada cosa ha llegado a su sitio.
En mayo, la hora que va del día a la noche. La luz que permanece en el cielo, como se encharca una ribera al retirarse el agua.
En mayo, los descampados. Esas flores pequeñas de color azul más-alla-del-azul.
En mayo, el mirlo dice: «Estoy vivo bajo el cielo de primavera. Estoy vivo bajo el cielo de primavera». Y yo, al oírlo, sé que estoy vivo bajo el cielo de primavera.
Copos, alas, espuma, vilanos,
hebras, briznas, burbujas, rocío,
trizas, plumas, estambres, neblina,
sámaras, días, pétalos, espigas.
En mayo, el año pasado, escribí barredura. No sé cómo la palabra me volvió a la cabeza, al cabo de tanto tiempo. La usaba mi abuela: «Échalo a la barredura», decía, por ejemplo. La consulté en el diccionario y ahí estaba, perfectamente ortodoxa. Solo es vieja; ya no se usa.
Las palabras se mueren y pasan, como las personas. Sería bonito enterrar el cuerpo con sus palabras al lado, las que prefería usar, como hacían los antiguos con el ajuar del muerto. Para que no las eche a faltar más allá, en el otro mundo.
Las palabras, como las personas, no mueren mientras sean recordadas por alguien. Mientras haya alguien que las nombre...
Hoy he visto una cigüeña en lo alto de la ermita abandonada. Sé que es una premonición, pero no sé si será de una desgracia o de una bendición.
Publicado por: Beauseant | 02 junio 2025 en 03:45 p.m.
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Hola, Beauséant. Nos falta la segunda parte de la gramática de los presagios, la que nos permitiría interpretar.
Me acabo de acordar de que cuando yo era niño la gente, para mandarse mensajes verdaderamente urgentes, usaba telegramas. Las pocas veces que de pronto se presentó en casa un cartero con un telegrama, a los adultos se les salía el corazón por la boca, porque tenía que ser algo importante. No se sabía si bueno o malo, pero importante.
Publicado por: Juan Avellana | 03 junio 2025 en 12:16 a.m.
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