Experiencia

Era una tarde de mayo. Ella dijo: «Ojalá todo siga así para siempre». Por la ventana abierta, que deba al oeste, entraban los rumores de la tarde y el canto del mirlo. Estábamos tumbados sobre las sábanas. Yo acababa de ver la luz de poniente alumbrándole la cara.

Y sin embargo, salimos de allí. Debimos de morder una manzana sin saberlo.

Ahora que puedo mirar mi vida por encima del tiempo, permitidme una parábola y un consejo. Cultivad. Sembrad: un plato de comida, unas nubes. Dos colores juntos que queden bien. Sembrad canciones, por supuesto. La luz del sol en la ventana, las sombras de la tarde, la atención a los pájaros. Comed fruta de verano; haced bien los bocadillos. Estrenad palabras. Cuando podáis, acercaos al agua. Escribid en una hoja. Sembrad. Algunos hechos elementales se agarrarán al curso del tiempo, como semillas de olmo, echarán raíces y se alzarán al cielo.

Comments

[Publicado por: BEAUSÉANT]

Nunca elegimos lo que se convertirá en recuerdo y lo que será olvido, ¿verdad? Algunos recuerdos son unas criaturas extrañas que se resisten a morir.

Buen consejo, vivir, vivir con intensidad, detenerse en cada instante, en cada momento.

Saludos

[Publicado por: Juan Avellana]

Hola, Beauséant. Lo has expresado muy bien: no, no elegimos. Y al leerte, de pronto me ha entrado la comezón de que, si pudiésemos, yo elegiría mal. Así que casi mejor así. ¡Un abrazo!