La Puerta del Sol en obras, bajo un sol desvaído, repleta de vecinos y extranjeros; una muchacha, entre la confusión y el polvo, cruza la muchedumbre recogiéndose la falda.
Yo vengo de la calle Mayor, de una librería; he pasado un rato largo leyendo de pie y al final me he traído una antología de haikus bajo el brazo.
Meto el libro en la maleta y me voy de viaje a la isla. Una noche, en medio del camino, un relámpago y el canto del grillo, que no cesa. No hay luna, pero las nubes son de un blanco lechoso contra el cielo oscuro.